viernes, 4 de abril de 2008

Comienzo trémulo

Tiembla la llama del candil desvencijado. El fuego prende la cera que ilumina mi pasado. Conmigo viaja la historia, que está abocada al olvido, en el vagón del tiempo. Los libros de mi alrededor recogen las historias de aquellos que aceptan la celeridad impuesta por cronos. ¡¿Páginas vacías!? Algo muere... No hay memoria, no hay criterio, no hay relatos de los hombres... Me dirijo a la penumbra por este camino incierto. He perdido media vida en solo buscar palabras, pero no encuentro ninguna que desvele cuanto pienso. La particularidad exclusa y las mentes abstraídas hacia una masa inerte; lo que hacía al hombre, humano, parece haberle abandonado. Miro a través de mis ojos... no distingo nada. Veo a través de mi mente... "La razón moribunda". Decido bajarme en esta estación sombría, tan llena de nada como vacía de todo. Un banco de fríos hierros esperaba mi llegada. Nos sentamos a la vez pero no te había visto llegar, has aparecido de pronto. Los ojos azules y negros tropezaron al instante. ¡STOP!, la aguja ya no avanza. Intensas son las miradas y profundo su objetivo, la razón humana. Al traste con el destino, disfrutemos el trayecto. El trayecto de nuestra pluma por estas páginas en blanco. Inundemos de tinta este mar que es nuestro mundo. Surquemos sus olas... escribamos mil historias... con la reflexión como viento y la razón como mapa.

Dedicado a la persona que comienza conmigo este bonito proyecto.